Al final la pausa vacacional se ha prolongado tres años. Premio y azucarillo para este servidor.
En estos años mi vida ha dado un vuelco radical. Al hecho de mi innata inconstancia, se ha sumado la llegada de mi hijo a este apasionando y difícil mundo (un chaval lleno de inquietud y vida que me da a mí que se va a parecer a Rubio, no solo por el color del pelo), la desintegración de mis aspiraciones editoriales roleras ortodoxas y el haberme visto algo abandonado por personas claves en el proyecto alternativo que pretendía montarme a través de canales de financiación que, además, muestran alarmantes señales de agotamiento.
Y estoy cansado, para qué negarlo. Un cóctel de sombras que me lastran las ganas de ponerme a escribir delante del ordenador, a pesar de la incansable presencia y ánimo de los amigos que aún creen en esto (más que yo seguramente).
Y, sin embargo, el cuerpo me pide seguir escribiendo, terminar algo de lo que haya empezado, asignatura pendiente desde mi más tierna infancia de la que solo yo tengo la culpa de acarrear hasta mi edad adulta. Y esto me lleva de vuelta a la casilla del principio: escribir relatos, un formato en el que solo dependes de ti mismo y la desaparición de terceros no interfiere en la intimidad creadora. Tengo algunos garabatos e ideas para novelas. Me apetece mucho escribir mi tercera novela (las dos primeras no cuentan, no quieras saber). Me siento con las ideas, el potencial y la experiencia de las canas que ya me invaden la barba. Solo me falta constancia y recuperar músculo.
Y toda vez que no se puede correr una maratón como esta sin tono muscular, qué mejor que volver a ponerme en forma recuperando esta serie de relatos que tan buen sabor de boca me dejó hace años. Quiero terminar la primera temporada. Las ideas están ahí y los pocos lectores que se animaron a seguir esta historia siguen dispuestos a leer a pesar de mi falta de respeto hacia ellos.
Muchas gracias, gente. Espero enmendar estos años de ausencia.
Así que nada, espero también que sigamos dándonos cita en este espacio para ver qué pasa con nuestros héroes del barrio y los pellejos.
Nos leemos.