martes, 11 de febrero de 2014

Dossier #3: 'In the flesh' y 'Los Retornados', la invasión zombi desde el otro lado de la trinchera



Segunda reseña de nuestros amigos de Saco de Dados, siempre descubriéndonos nuevos horizontes.

La mitología zombi es tan amplia, y crece tan rápidamente que temas, hasta ahora impensables, han sido abordados por diferentes creadores. Hoy vamos a tratar dos productos que dan un giro de tuerca al tema de la no muerte, en concreto de la serie inglesa In the flesh y la película española (aunque rodada en inglés) Los retornados. El tema; los zombis como enfermos recuperables.

La ventaja de que hayamos visto decenas de historias sobre el alzamiento zombi es que esto da la posibilidad a los autores más creativos a poder elegir como punto de partida cualqueir punto en la línea del levantamiento de los muertos pudiéndose dar todo lo anterior como sobradamente explicado. Así se hace en ambos productos, que nos sitúan pocos años después del cuasiapocalipsis zombi, sin necesidad de largas escenas introductorias ni voces en off explicándonos qué ha ocurrido. En ambos casos también, aunque dispongamos de poca información de lo que ha pasado, el alzamiento de los muertos ha causado grandes bajas y terribles sufrimientos pero ha sido superado sin repercusiones irrecuperables ni sin alteraciones en nuestra forma de vida; las ciudades siguen más o menos intactas y la tecnología no ha sufrido un paso atrás.

El cambio principal que suponen esta película y esta serie (separadas apenas unos meses en el tiempo, pero cada una con su propio estilo y enfoque) en el género zombi es que –con matices- la Plaga es una enfermedad tratable.

En In the Flesh, el “Alzamiento” ha sido algo diferente a lo que últimamente. En esta serie británica de 2013, de tres capítulos de poco menos de una hora, se nos cuenta la historia de Kieren Walker (sí, sí, Walker, tiene gracia la cosa), un chico aquejado del Síndrome de la Muerte Parcial que, tras vagabundear un tiempo como zombi llevándose lo que podía a la boca, regresa a casa bajo la tutela de sus padres tras encontrarse una cura a su mal. En In the flesh, con todo, no hablamos de un virus altamente contagioso que mate y posteriormente resucite a los muertos, no. Aquí se produjo un extraño hecho (no explicado) en el que una noche, los muertos a lo largo del último año se levantan de sus tumbas, como si del video de Thriller se tratara, y se lanzan a devorar a los vivos. Los que posteriormente mueren no resucitan y, aunque estos zombis son bastante invulnerables (sólo les matan las heridas en la cabeza), la horda no aumenta. Este punto me pareció algo flojo, pues si en este momento se alzasen todos los muertos fallecidos en los últimos meses, nuestro mayor problema sería un grupo de cadáveres de ancianas de frágiles caderas ansiando nuestros cerebros, pero bueno, no es lo importante.


De algún modo, se halla una cura para esta enfermedad y los “zombis”, tras recibir una inyección diaria en la médula espinal y una cuidada atención psicológica (los recuerdos de lo que hicieron y la culpa les persigue), pueden volver con sus seres queridos. Pero, ¡ojo! No hablamos de infectados; los zombis de In the flesh están genuinamente (al menos en parte) muertos, con lo que su piel es mortecina, sus ojos blancos y sus entrañas comenzaron a pudrirse (de hecho, conservan su invulnerabilidad), así que son fácilmente identificables entre la multitud. Los afectados han de recurrir a maquillaje y a lentillas para llevar una vida normal, pero el disfraz es burdo y muchas veces. inefectivo. 

Kieren, el protagonista, regresa a su pueblo con sus padres en un momento en el que las heridas aún no están cerradas. Todo el mundo perdió a seres queridos a manos de los zombis y la ciudadanía, mal protegida por un gobierno superado por las circunstancias, se tuvo que organizar en grupos paramilitares de autodefensa. Por desgracia, tras la llegada de la paz, muchos de estos grupos se mantienen, y trasladan su odio a los zombis a un recelo enfermizo por los enfermos del Síndrome de Muerte Parcial, a los que no están dispuestos a integrar.

Sin entrar más en la trama, In the flesh analiza los prejuicios, los problemas de integración (Kieren ya tenía dificultades para integrarse en su pueblo cuando estaba vivo, seguramente debido a una homosexualidad no mencionada en la serie), los remordimientos y la vuelta a la normalidad de esta población. Se adoptan diferentes puntos de vista y situaciones para ello, no sólo entre los vivos, con los padres que celebran la vuelta del hijo pero le sobreprotegen, o con familiares extremistas que se encuentran con que un ser querido es un “pútrido”, sino entre los enfermos, con enfoques desde el tormento por la culpa a la aceptación, pasando por un interesante, pero poco analizado, grupo que sostiene que los no muertos son los elegidos por Dios. Cargada de situaciones emotivas –la “caza” de un par de zombis no tratados, o las palabras del padre de Kieren sobre cómo se sintió con la muerte de su hijo-, In the flesh es también un análisis interesante de cómo acogería la sociedad a unos enfermos de este tipo. Analogías y paralelismos con la vida real están ahí para que cada uno de nosotros las interpretemos a nuestra manera.

 
En el caso de Los Retornados (Manuel Carballo, 2013) el virus de la zombificación (más parecido a lo visto en otras ficciones) no es reversible pero si controlable en los primeros estadios. En plena crisis se desarrolló una contramedida contra la infección, sintetizada a partir de líquido cefalorraquídeo de infectados, y que el afectado ha de infectarse a diario. El problema -muy astutamente desarrollado por los guionistas- surge cuando, al no haber zombis, no hay posibilidad de sintetizar el medicamento y la escasez, que comienza como un rumor conspiranoico, se convierte en la amenaza real de que una nueva oleada de zombis arrase de nuevo al mundo. Los temas que se tratan en Los Retornados son similares a los vistos en In the Flesh; el trauma de la infección, el rechazo de la población (aquí sí que es fácil pasar desapercibido, pero es indispensable la discreción) y el miedo a caer en un estado de nomuerte. Una película sin prácticamente nada de acción, centrada en los personajes, sus relaciones y sus sentimientos, interesante por analizar los efectos de la plaga no sólo a nivel personal, sino a nivel social, algo normalmente dejado a un lado en obras centradas en la mera supervivencia.


Así que estamos ante dos productos muy interesantes, comparables en contenido e incluso en duración, pues toda la serie In the flesh no supera las tres horas (aunque parece que se está rodando una segunda temporada), diferentes a lo que estamos acostumbrados a ver. Yo personalmente os recomendaría Los retornados por encima de In the flesh, pero es una opinión y, obviamente, no son excluyentes. La serie inglesa, con todo, ofrece el añadido de una posible sociedad, cultura, o simplemente grupo de apoyo entre los “ex-zombis” que, ya sea por sentirse especiales, por verse rechazados o simplemente por no ser entendidos, crean una comuna... o secta. Tema interesante que esperemos sea atendido en la nueva temporada.


Que tanto In the Flesh como Los Retornados nos sirva para pensar, la próxima vez que apuntemos a un zombi a la cabeza, que quizá, dentro de ellos, quede algo de lo que fueron. Y que, tal vez, por una vez, merezcan ser los protagonistas de la historia.

3 comentarios:

  1. tengo muchas ganas de ver esa serie, la he visto ya recomendada en varios sitios.
    Los retornados no tengo tanto interés pero está en la lista ;)

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  2. A mí también me ha picado el gusanillo. Ya tengo entretenimiento para los próximos días ;)

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  3. Retornados, una pasada de peli, pocos zombis, pero ni falta que le hacen ^_^

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